15 de mayo de 2025

De la estatua de Dostoievski a los conciertos de Valery Gergiev: la cultura debate hasta dónde cancelar a los artistas rusos

La invasión de Rusia a Ucrania ha puesto al mundo de la cultura ante un dilema casi irresoluble: la mayoría de las instituciones y festivales del mundo apuestan por cancelar la presencia de artistas rusos en sus programaciones, pero ¿hasta qué límite? El Ministerio de Cultura y Deporte español, dirigido por Miquel Iceta, instó el miércoles a entidades públicas y privadas del país “a la suspensión de los proyectos e iniciativas en curso con la Federación Rusa, así como la cancelación de aquellas que se hubieran previsto y aún estuvieran pendientes de iniciarse”; es decir, se anima a excluir todo lo que tenga algún tipo de vinculación con el Gobierno de Putin o reciba ayudas públicas mientras las puertas siguen abiertas para creadores independientes y opositores. “Sabemos distinguir perfectamente entre un país y un pueblo. Seguiremos leyendo a Tolstói, pero condenamos al Gobierno ruso”, aclaró Iceta ayer en una rueda de prensa. Pero en la práctica no es tan fácil establecer esa distinción, pues muchas actividades privadas cuentan con algún tipo de soporte económico del Estado. Por ejemplo, festivales de cine como Cannes y Venecia o la Feria del Libro Infantil de Bolonia se han inclinado por el veto porque la gran mayoría del cine ruso, por ejemplo, goza de apoyo financiero público.

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Instituciones y festivales de todo el mundo suspenden decenas de actividades por la vinculación de sus creadores con Putin, pero el miedo a generar ingresos que beneficien a Moscú choca con el temor a desatar una caza de brujas