El cielo se ha ensañado cruelmente con Sant Jordi en la Diada del libro y la rosa en Cataluña. Una jornada caótica que ha empezado con los mejores augurios y masas de gente en las calles, presagiando un día histórico, pero que ha dado paso a mediodía a chaparrones, granizo y fuertes ráfagas de viento que han maltratado los puestos callejeros y desanimado a muchos paseantes. Tras una mañana de multitudes que abarrotaban felizmente el centro de Barcelona —la superilla literaria dispuesta por el Ayuntamiento, equivalente a 20 campos de fútbol y cerrada al tráfico—, los fenómenos tormentosos que se fueron generalizado por la tarde en una jornada muy loca en toda Cataluña han cambiado radicalmente el escenario dejando paso en algunos sectores a imágenes dignas de una zona de guerra o catástrofe.
Chaparrones, granizo y ráfagas de viento desmontan una fiesta del libro y de la rosa de regreso de la pandemia que empezó con los mejores augurios
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